Crónicas del día...


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Con qué soledosa displicencia
con qué acostumbrada soledad
tumbas la hierba la desmontas
pasas las hojas frías
por aquella erosionada opacidad
tus ojos buscan y te buscan
es más te adivinan te presienten
en ese denuedo matutino
tus manos palpan tus mejillas
y entonces te desencuentras
desde el desbrozo rutinario
desde el orín de hierro de tus navajas milenarias
desde el agrio escozor del mentolato
hay otro que no eres tú que te contempla
a través de aquel arenal de tiempos y destiempos
que son los espejos asolvados de sus ojos
te asombras te detienes
rasuras a un hombre que algo tiene de ti
que te recuerda
que te despierta algún afecto consanguíneo
recoges con sus palmas la flacidez de sus mejillas
y él te concede te deja te permite
afeitas a esa premonición de tu desgracia
lo ves
cierras los ojos
afuera hay un mundo que te llama…





Los minutos, las horas
deambulan por la casa tropezándose
con su cojear monorítmico el tiempo se trepa
a los sillones
y se acurruca solo, me observa
atisba como mis dedos bailan sobre el teclado
escribo nomeolvides
y después de eso, nada
el cursor parpadea, espera
Pasa la noche como un barco
como una isla silenciosa
te busco en mis recuerdos
pero luego se escapan
resbaladizos rebeldes insensibles
persiguen aquella estela luminosa
Cómo quisiera escribir como hacía antes
y romper la cuartilla y deshecharla
y comenzar de nuevo
pero aquí borro todo
y escribo de nueva cuenta nomeolvides
con esa terca soledad que me obnubila
con ese mismo miedo de quedarme callado
de no oírme
de no sentirme vivo escribo nomeolvides
como para pensar que me quieres todavía
para detenerte en esa orilla y detenerme
como para salvarte y salvarme de esa muerte
definitiva y exacta del olvido
sólo por no escribir cuánto te quise
e imaginarte llena de otredades
vaga imprecisa diluída
derrumbada en el tiempo
prefiero decirlo así y adivinarte
en el. ortocentro de mi abrazo
que no puede ni quiero que termine
El Tiempo cabecea minutos
me espera como perro
levanta las orejas y otea algún suspiro
tecleo otra vez las mismas letras
nomeolvidesnomeolvides
y caigo en cuenta que quiero decirte nomedejes
con esa hipotalámica sed te necesito
escribo nomeolvidesnomeolvides
y luego me detengo
El tiempo se estira y luego se duerme para siempre
Afuera la noche se pierde maradentro.

También puedes ver mi blog "El Terreno de la Loma" en: http://elterrenodelaloma.blogspot.com/



En el espacio interior de cada quien, hay un animal que sueña...