AÚN HAY TIEMPO

A mi padre ( y a todos aquéllos a quienes también les dolió este hachazo que la vida nos dio en el mero tronco)

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PRESENTACION DEL LIBRO "EL RETORNO DE LA HOGUERA" DE OMAR CASTRO



Puedo decir que tengo la ventura de haber vivido, de cierta forma, de algún modo, quizá por nuestra amistad lejana, quiero decir en tiempo y no en distancia, o quizá por compartir el gusto de embadurnar renglones, el proceso éste en el que Omar Castro ha producido sus ocho libros que ahora tiene en su haber de escritor.
El primero en coautoría con él, fue un modesto libro de poemas que titulamos cándidamente: “Este Desierto que llamamos mar” y en el que también participó nuestro amigo Víctor Meza. Los dos siguientes, que describieron el nacimiento y evolución del movimiento democrático del magisterio en nuestro estado, su libro de cuentos “Cuando se seca la Raíz”, su novela “Los últimos Días del General”, su libro de relatos “Pueblo de Madera”; este relato largo que ahora presentamos y uno más, “El vuelo de la Mosca”, cuyo original, después de muchas correcciones se encuentra listo para ingresar a imprenta quién sabe cuándo y quién sabe dónde.
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española en su Vigésima Segunda Edición nos instruye el significado de la palabra hoguera: Fuego hecho al aire libre con materias combustibles que levantan mucha llama.
Para Melquíades Arteaga y Alejo de los Santos, y después con la inclusión de Anselmo Obregón, el combustible inacabable de su conversación son los recuerdos. Recuerdos que fluyen desbordados, recuerdos que fluyen y que avivan la lumbre con la que los ancianos pretenden incendiar una soledad que se les hizo vieja y sempiterna. El tema es lo de menos, el caso es que cada quien, uno detrás de su cigarro y el otro detrás de su taza de café, en el caso de los dos primeros, esquivan la noche que pasa fría y silenciosa, reconstruyendo un época y una sociedad que se les fue perdiendo en la bruma del tiempo.
No es el miedo a la muerte lo que les hace hablar de los muertos de aquél tiempo, de los muertos que también fueron nuestros, porque de alguna manera, cuando lean el libro, ustedes recordarán alguno de los sucesos relatados, sino el miedo a la vida vacía, soledosa, como la que viven muchos de nuestros ancianos de hoy en día.
Omar Castro revive en el relato de los viejos, el pasado pintoresco de una comunidad que conocía a la perfección a sus vivos y a sus muertos y lo superpone a un presente en el que la muerte, la política y hasta el amor perdieron desde hace tiempo su encanto rural y su recatada melancolía.
A la excelente memoria de Omar Castro se une su conocimiento enciclopédico y con tintes de humor y sátira política, va entreverando con un leguaje extraordinariamente natural, fluido y cotidiano, sucesos históricos locales, nacionales e internacionales, y va caracterizando a sus personajes de tal manera que uno puede identificarlos fácilmente.
Es fácil reírse al leer este libro, porque a la solemnidad con que los personajes exponen su visión catastrófica de un futuro repleto de desesperanza, sobreviene la agudeza del chiste, el retobo burlón, la carrilla consuetudinaria que suele aparecer entre amigos de mucho tiempo, y sin embargo, queda en el lector la certidumbre de que nosotros formamos parte de los destinatarios hacia quienes va dirigido el reproche de convivir en una sociedad que se dirige hacia un abismo inevitable.
Se explaya el autor en su crítica férrea hacia los excesos de la religión, de la política, de la pobreza, de la corrupción, de la ignorancia; busca sus orígenes en una sociedad basada en la desigualdad de todo tipo, y propone la vuelta al humanismo y la solidaridad como única solución para la misma sobrevivencia del ser humano.
El madrazo y la imprecación son elementos inocuos de una vejez que sólo pretende replantear un mundo que ellos no desean tal como es, pero que tampoco pueden transformar y que sin embargo, finalmente los alcanza, con una muerte escandalosamente cercana a la realidad que vive nuestro país en estos tiempos, arropados todos en esta hoguera que regresa, cuyos principales materiales incandescentes son la brutalidad y la intolerancia, elementos antes soterrados y ahora abiertos a flor de piel y en llaga viva y que alimentan esta llamarada incontrolable en la que parece perderemos para siempre toda esperanza.
Con la muerte de los tres viejos, muere una parte de nosotros mismos, muere la picardía pueblerina, la frugal existencia apegada a nuestros elementos naturales, la solidaridad de sentirnos parte de la alegría y la desgracia de nuestros semejantes y se enraiza la vida citadina, cosmopolita, si, pero despegada cada vez con más intensidad del humanismo y la naturaleza.

Italo Calvino, escritor italiano nacido en cuba, autor de Ciudades Invisibles y varios cuentos cortos dijo sobre el arte de escribir historias, que éste consiste en saber sacar, de lo poco que se ha comprendido de la vida, todo lo demás, pero acabada la página, se reanuda la vida y uno se da cuenta, entonces, de que lo que se sabía era muy poco.
Nuestras felicitaciones anticipadas para quienes vayan a leer este libro y el reconocimiento a nuestro amigo Omar Castro, para que sigas escribiendo con la recomendación kafkiana de que no sobrestimes lo que has escrito; pues de otro modo se te volvería inalcanzable lo que esperas por escribir.

También puedes ver mi blog "El Terreno de la Loma" en: http://elterrenodelaloma.blogspot.com/



En el espacio interior de cada quien, hay un animal que sueña...